Salomé Torres González

Soy lingüista y profesora de español hace casi treinta años, diecisiete de ellos en Tenerife. No pueden imaginar cuántas veces he oído cosas como “Yo no quiero aprender el dialecto de Canarias, yo quiero aprender español correcto”. Como lingüista me rebela la ignorancia y como amante residente de las islas me duele el desprecio, porque en esta frase hay tres errores:

Error 1: No existe un solo español.

Error 2: No existe ningún español más correcto que otro. Mucha gente piensa que la lengua aparece de golpe en centros sagrados del conocimiento, así como por generación espontánea y luego va la gente bruta y lo llena de errores. No, las lenguas las construye la gente cambiando un poco por aquí, copiando un poco por allá, ampliando por el otro lado, facilitando por otro.

Luego llegan los altos funcionarios, la nobleza y los señores académicos escriben un libro y dicen que esa lengua es suya. De hecho el “Diccionario de autoridades” es la base sobre la que se asientan nuestros diccionarios modernos. Solo que es de 1725 y 1739. No se engañen, la lengua es el fruto de una comunidad entera que acuerda comunicarse, saliendo de su mundo mental privado para entenderse con el otro, pactar unos significados, aceptar unas reglas de creación de palabras (morfología) y de combinacion de esas palabras entre sí para expresar ideas más complejas (sintaxis). Una lengua es la máxima creación de una colectividad en colaboración.

Error 3: No existe un DIALECTO de Canarias, son hablas y no dialectos surgidos por error de un tronco “correcto”.

Error 4: No existe UN habla de Canarias sino hablas diferentes en las islas.

Error 5: No existe un habla: existen variantes cultas y variantes familiares. Y dentro de las variaciones cultas no hablamos igual en una situación formal que en una situación informal.

Las variantes cultas que normalmente se hablan en el centro de las ciudades más grandes en los círculos de gente con estudios universitarios o con intercambios frecuentes con personas de otras zonas, provincias e incluso paises son maravillosos mosaicos que se han ido construyendo a golpe de historia, de convivencia y de culturas que se cruzan, se enamoran y un día se separan. No puedo hablar del enorme bagage que encierran las hablas cultas canarias. Cuando llegué aquí me pareció llegar a una especie de parlamento interestelar en el que oía palabras que habían llegado a mí desde todos los continentes viniendo a través de la historia para acariciar mis oídos y llenar mi imaginación de marineros, barcos, comerciantes, músicos, literatos de lejanos países:

De Europa, los marineros portugueses: mojo, fonil, fechillo; de los elegantes petimetres franceses: crayón, brilé; de América, de Venezuela, de Estados Unidos pasando por Cuba: guagua.

Normalmente las variantes familiares se hablan en zonas incomunicadas (montaña y medianía) donde el estrecho contacto entre las personas permite una comunicación llena de sobreentendidos, se comparte mucha información, la vida cotidiana y por tanto no es necesario ser tan cuidadoso con la pronunciación ni tan preciso con el léxico ni tan adecuado con la sintaxis y la coherencia. Pero estas hablas de “magos” que normalmente despreciamos con bromas y remedos guardan (por el escaso contacto con el exterior académico y formal) muchas palabras que otros han perdido y distinguen (porque están apegadas a su tierra y su cultura) entre ideas, objetos,  plantas y animales términos que pronto se perderán. Solo por poner un ejemplo: tarajal, brezo, y otras que el resto de los “cultos” urbanitas llamamos “planta”. Esas hablas de las que nos burlamos con toscas imitaciones son joyeros que guardan joyas de una belleza que nadie imagina hasta que las encuentra.

Error 6: Usted no es el que decide qué español aprender, es su cerebro. De modo que no le ponga barreras así, de entrada, porque con mucha seguridad al final no aprenderá nada. Disfrute con el sonido suave y meloso, pida que le hablen más despacio, más dulce, que le expliquen tal o cual palabra y su cerebro aprenderá a hablar un español real y no un invento que solo existe en los libros de texto y ahora, gracias a la tecnología en los traductores de internet…. sin olvidar a SIRI, claro.