El salto del Pastor Canario nos puede llevar a lugares a los que de otro modo no habríamos podido llegar, nos hace mejorar nuestra condición física y concentración.
Por: Simón Negrín
Entre las herramientas mas usadas por los pastores alrededor del mundo se encuentran las varas de madera, usadas como bastones para andar o para ayudar a dirigir el ganado. Los pastores canarios no son una excepción, solo que aquí estas varas evolucionaron ya desde tiempos prehispánicos para convertirse en una larga asta de madera que el pastor isleño utilizaba como apoyo para moverse por barrancos y laderas de fuertes pendientes tan habituales en el paisaje del archipiélago.
Así fue como nació el Salto del Pastor: la sencilla idea de usar estos largos bastones para moverse por el abrupto terreno provocó que se desarrollaran una serie de técnicas y mañas que han sobrevivido hasta nuestros días, y que se siguen usando tanto por pastores, pescadores como por aficionados al salto como actividad lúdica.
Tras la conquista, muchos colonizadores reconocieron la utilidad de esta técnica y la adoptaron rápidamente. Con la llegada de nuevas herramientas y los conocimientos para trabajar el metal se introdujeron mejoras en la manufactura y diseño de las lanzas de salto. Fue posible conseguir astas de mayor longitud con más facilidad y equiparlas con una punta metálica más apropiada y segura para su empleo en el risco. De esta forma el Salto del Pastor se convirtió en un elemento muy valiosa que fue convenientemente conservado, al contrario que muchas otras artes y costumbres guanches tristemente olvidadas.
En las últimas décadas, con el paulatino abandono de las actividades agrícolas y ganaderas, cada vez son menos las personas que emplean el Salto del Pastor como una forma de facilitar su trabajo. Por fortuna, mucha gente se ha interesado en el mismo como actividad recreativa; y ha sido posible transmitir estos conocimientos gracias a los colectivos conocidos como jurrias se pueden realizar cursos de salto totalmente gratuitos y en los que se facilita todo el material necesario, únicamente son necesarias las ganas y la curiosidad de aprender algo nuevo.
El Salto del Pastor es, por muchas razones, una actividad enriquecedora, no solo por evitar que se convierta en una pieza de museo, sino desde el punto de vista personal del que lo práctica. El salto del Pastor nos puede llevar a lugares a los que de otro modo no habríamos podido llegar, nos hace mejorar nuestra condición física y concentración. En algunos momentos, incluso puede provocar que la adrenalina se dispare al acometer descensos casi verticales por grandes riscos y laderas aparentemente impracticables.