Una explosión de música y baile invadió la explanada del muelle de Puerto de la Cruz ,el pasado sábado 24 de agosto…
Phe 2019 ha dejado el regusto de los grandes festivales. Es una muestra viva, en fase de expansión aún (las expectativas para próximas ediciones son cada vez mayores), pero cierra un nuevo capítulo (en el epílogo de su cuarta edición) con la solvencia del deber cumplido: buena oferta musical, actividades paralelas de altura, capacidad organizativa y una respuesta de público generosa (10.000 personas en total entre las jornadas de viernes y sábado).
En el muestrario de eventos culturales de Canarias se ha establecido con lumbre esta cita portuense que echa el ancla en el mes de agosto pero que ronda en el imaginario colectivo de miles de personas casi durante todo el año. Phe es un punto de encuentro, es el regusto del querer volver; es un punto en rojo en el calendario. Rojo festivo, claro está.
Phe tiene muchos ejes. El primero, el público. Cada más numeroso y a la vez cada vez más familia. Están los vecinos y comercios de la zona, que conviven en armonía, y colaboran, con un evento que por unos días modifica su realidad cotidiana. Y está el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, acorazado en su apuesta firme por la continuidad y mejoría del festival.
Sobre esta base, sólo resta que los artistas lleven el listón a lo más alto. Y así ocurrió el viernes, y así ocurrió el sábado. Con momentos absolutamente superlativos, como cuando de Delaporte se apoderó del escenario pasadas las nueve y cuarto de la noche y puso a todo el recinto bailar. El rapto de la caderas, tobillos y rodillas. Imposible no darle fuego al cuerpo al ritmo de Sandra y Sergio; una dulce y enérgica dictadura.
Quizás fue el momento álgido de la noche, en medio de casi todo, cuando antes había actuado Ángel Stanich, además de GAF y Not a number, y cuando aún restaban por subirse al escenario Carolina Durante, Mueloreina y WAS. Bailó el público, brincó, cantó… desde el pop-rock intenso de los Durante y con la desafiante propuesta de los Mueveloreina, tan dispares entre sí que quizás el único punto en común fue, una año más, la generación de buenos momentos. Tiempo de alegría, tiempo de festival. La batalla que lleva ganando el Phe desde su primera edición.
Fotografías: Omar García